martes, 4 de mayo de 2021

YA NO TENEMOS MIEDO

 Dedicado a quienes salieron a protestar y no regresaron a sus casas.


Cuando era pequeña, veía de tanto en tanto, protestar en solitario al gremio de maestros o a los revoltosos de La Nacho (Universidad Nacional) o a los transportadores o…


…Mientras tanto, narcotráfico, guerrilla, paramilitarismo e ineptitud para gobernar se fueron mezclando. El Estado se llenó los bolsillos con el dinero del narcotráfico, la guerrilla hizo del secuestro un negocio y los paracos con la “limpieza social” hicieron fortuna. El gobierno en vez de trabajar por una solución pacífica del conflicto armado, hizo alianzas con los paramilitares (ejército ilegal), que llevaron a desplazamientos forzados de miles de campesinos, a masacres indiscriminadas y a una agudización de la guerra para repartirse entre guerrilla, paramilitares y Estado el botín millonario del narcotráfico, de las tierras que los campesinos dejaron abandonadas cuando los hicieron salir de sus casas y de las ganancias que generan las guerras.


La primera vez que un gran número de población se unió en una manifestación masiva, fue durante las protestas del NO MÁS, donde pedíamos la liberación de los secuestrados por la guerrilla. Yo era apenas una adolescente, pero participé por Américo, un vecino que fue secuestrado cuando tenía unos 15 años, la primera vez, y tiempo después asesinado en un segundo intento de secuestro. Marché por él y por todos los niños de cualquier clase social que eran víctimas de la guerra. 


Los paramilitares o autodefensas, fueron tomando fuerza, con el apoyo del gobernador del departamento de Antioquia inicialmente, y luego, cuando ese gobernador llegó a la Presidencia de la República, la situación para los defensores de la paz y de los derechos humanos se complicó, pues los tildaban de guerrilleros, terroristas y traidores de la patria. Pero no eran y no somos defensores de la guerrilla ni militantes, simplemente creían y creemos en una solución pacífica del conflicto y en la importancia del trabajo comunitario.


Fueron años de auge cultural y de organizaciones sociales. Pero también años donde no defendimos a los campesinos desplazados ni a los indígenas asesinados ni a los falsos positivos ni a los desmovilizados, de un bando o el otro ni a los niños víctimas de la guerra, ni a los secuestrados ni a los desaparecidos. Algunos no los defendieron por indiferencia y otros por miedo. 


Unas pocas mujeres valientes se reunieron cada martes fuera de la iglesia de La Candelaria en el centro de Medellín, con las fotos de sus esposos, hermanos e hijos. Gritaban en coro “los queremos vivos y libres”. Como ellas, otras gotas de agua femenina en otras zonas del país, trasformaban el dolor de la guerra y la injusticia en arte, en proyectos comunitarios o en protesta pacífica. Pero eran eso, gotas en un océano de personas con miedo a desafiar un gobierno que, en vez de velar por su población, se había aliado con un ejército ilegal de ultra derecha.


Durante el primer mandato del gobierno paramilitarizado, en la ciudad de Medellín ejecutaron una misión llamada Orión, con la autorización de la entonces ministra defensa, del entonces presidente de la república y del entonces alcalde de la ciudad. En dicha misión, paramilitares allanaron los barrios de la Comuna 13 y desde helicópteros el ejército disparaba indiscriminadamente sobre la población. La excusa era eliminar a las bandas criminales, pero quienes pagaron con heridos y muertos fueron los niños, los estudiantes, las amas de casa, los trabajadores, mejor dicho, los del común. Todos los mandos que autorizaron esta misión están libres y participan activamente de la vida política del país.


Ese mismo gobierno en su segundo mandato, por más mano dura que hubiera usado contra una guerrilla que nos tenía mamados, no logró eliminarla y para justificar sus operaciones, autorizó secuestrar campesinos, asesinarlos y hacerlos pasar por guerrilleros (“falsos positivos”). Lo hicieron tranquila y repetidamente, hasta que un grupo de madres rompió el silencio del miedo y denunció lo ocurrido a sus hijos. Ni el presidente, ni el ministro de defensa ni los altos mandos del ejército tuvieron ningún escrúpulo.


Cuando el entonces ministro de defensa se desasoció del entonces presidente e inició su campaña con miras a las próximas elecciones, fue tildado de traidor. Y cuando además ganó las elecciones y se sentó a dialogar con la guerrilla de Las Farc, hasta lograr la firma de un histórico acuerdo de paz, no se hicieron esperar los insultos de quienes hasta ayer eran sus aliados en la guerra. 


El proceso de paz y el posterior acuerdo alcanzado, dividió al país en polémicas válidas y necesarias, pero a veces degeneradas en inútiles intercambios de insultos. Las discusiones en el senado y en las redes sociales, fueron alimentadas por la cizaña de los partidos que sostenían al “innombrable”, es decir, al hombre que intuíamos que había dado las ordenes de Orión y de los Falsos Positivos, pero que no podíamos pronunciar su nombre. 


Un acuerdo de paz representaba para parte de la sociedad una esperanza, un futuro, una luz; pero los de la cizaña insistieron tanto en que nos íbamos a volver como Venezuela, en que el Estado nos iba a quitar la tierra, en que nos iban a volver homosexuales…


…En realidad esto mismo lo dijeron en las últimas elecciones presidenciales para que la gente no votara por el otro candidato. Lo dijeron también cuando, al inicio de la pandemia, el gobierno cubano puso a disposición a sus médicos para atender la emergencia. Lo dijeron cuando…


El hecho es, que aun sin la aprobación del “innombrable”, de sus secuaces políticos y de una parte de la comunidad, el histórico acuerdo se firmó y hasta nos dieron un Premio Nobel por la Paz, que algunos celebraron y otros criticaron. Pero llegaron nuevas elecciones, cambio de gobierno y con la solita carreta de que nos íbamos a volver como Venezuela y la promesa de acabar con El Acuerdo de Paz, el partido de ultra derecha vuelve al poder. Dicen las malas lenguas que compraron las elecciones con dineros del narcotráfico, pero este tema lo dejo por ahora en las manos de algún juez. 


Como la ley colombiana permite un máximo de dos mandatos, el “innombrable” primero intenta cambiar la constitución para ejercer un tercer mandato, pero este cambio le fue negado. En este punto, nombra un candidato que aparentemente represente un cambio y una política menos ultra, pero que en realidad es una fachada, pues quien sigue dando las ordenes es el que una vez era innombrable, pero al cual hoy la gente le canta en coro “¡Uribe, paraco; el pueblo está verraco!”

 

Es que hay algo que no calculó el señor Álvaro Uribe, cuando un día dividió el país en dos: los de “la mano dura y el corazón grande” y los enemigos del gobierno. Sé, por cierto, que muchos de sus seguidores y muchos de los que fuimos considerados traidores, simplemente queríamos un país sin secuestros, pero elegimos estrategias diferentes para tratar de lograr ese objetivo. Es decir, ellos vieron en Uribe un salvador y nosotros continuamos buscando una solución pacífica y concertada.


Pero lo que no calculó el ex gobernador y ex presidente, es que en un cierto punto de la historia de Colombia, parte de sus seguidores no le iban a comer más cuento y no iban a seguir apoyando políticas de guerra y a seguir pagando impuestos sin obtener servicios a cambio, no calculó que las víctimas de sus políticas de guerra iban a salir de sus escondites, que la población iba a exigir el cumplimiento de los acuerdos de paz, que iba a llegar una pandemia y nos iba a unir en las necesidades más básicas e iba a subrayar las falencias del gobierno y de las estructuras del Estado.


No calculó que la gente se iba a cansar de tanta corrupción y violencia de parte de los gobernantes, pero, sobre todo, no calculó que un día íbamos a perder el miedo e íbamos a decir su nombre en voz alta e íbamos a salir a la calle a protestar a exigir, pero no como gotas de agua, sino como un océano. 


Ahora Las Madres de la Candelaria, los niños víctimas de la guerra, los maestros mal pagados, los médicos no pagados, los policías mal tratados, los estudiantes revoltosos, los desempleados, los indígenas con su Minga, los campesinos pisoteados, los afro discriminados, los más de 6.402 falsos positivos, los ricos, los de clase media, los pobres y los miserables y todos los demás nos unimos en una voz de protesta. 


Ya no tenemos miedo. No nos vamos a callar.   


Hannalucida

Mayo 4 de 2021

Italia



Mi cacerolaso. Paro Nacional. 
Abril - Mayo  2021